¿Recuerdas cuando lo hacía
yo contigo en aquel puf? Y te sonreía. Y te miraba buscando un gesto. Qué
pequeña y frágil te veía.
Recuerdo con qué
ternura te volvías hacia mí y me sorprendías con un beso. O me hacías reír con
un guiño convirtiéndome en tu cómplice. Recuerdo que, más de una vez, me
cogiste la mano regalándome una caricia. ¡Qué grande me hacías!
Recuerdo cómo me
llamabas desde la ventana. Te acercabas la mano al corazón y, moviendo los labios
en silencio, me decías cuánto me querías.
Jamás podré olvidar
tu mirada. Esa que me llenó de amor tantas y tantas veces. Esa que me acercaba
a ti. Que me hacía especial. Esa, que nos unió para siempre y quedará en mí
como el mayor Tesoro.