miércoles, 23 de septiembre de 2009

COMPARTIR SIN ETIQUETAS

De pequeña escuché la historia de un chico que en los duros años de la postguerra, sorprendió a su hermano besándose con otro hombre. El impacto fue tal que se volvió loco. Y ahora, olvidado del mundo y de sí mismo, sobrevive acogido en un refugio para ancianos desamparados.

En la actualidad todo es más fácil. Tanto, que personas del mismo sexo pueden casarse en cualquier juzgado español. Pero aún así, "salir del armario" sigue siendo un paso duro, incluso a veces, impensable. Y, aunque parezca que está superado, dista años luz de ser algo "normal" y aún más cuando se trata de mujeres, con quienes para todo, hay menos indulgencia.


El día en que no tengamos que salir de ese oscuro armario, ni dar explicaciones o avergonzarnos de nuestros sentimientos; cuando libremente podamos compartir nuestras vidas sin tener en cuenta el sexo de las personas y sin que nadie pueda cuestionarse el porqué, enjuiciar, o colocar extrañas etiquetas que no son más que el resultado del miedo y el desconocimiento; sólo entonces, podremos asegurar que no existen las distancias entre lo que elijas tú y lo que elija yo.