lunes, 22 de junio de 2009

LA INSENSIBILIDAD DE NUESTROS ERRORES

¿Alguna vez has tenido la sensación de haber metido la pata hasta el fondo?

A veces, a nuestra sensibilidad le salen espinas y somos capaces de hacer daño a quienes más queremos, a quienes aguantan nuestras imperfecciones más insoportables. A quienes nos quieren.
Y son ellos los que pagan nuestras mayores inseguridades, nuestras debilidades. Lo que ocurre es que ante la amistad te muestras tal como eres. Compartes tu tiempo, tus ilusiones, tus tristezas. Pero, en ocasiones, confundes la confianza y sin quererlo la transformas en dolor.
Alguien me dijo una vez que las pequeñas torpezas cometidas por quienes nos quieren no tienen valor. Algo así como que son inocuas, que no tienen naturaleza innoble, que son inocentes. Que ni siquiera tienes que perdonarlas porque no hay nada que perdonar.
Confío que ante mis errores haya benevolencia, porque ante las torpezas de los que quiero sólo puedo concebir cariño y comprensión.

Espero que valga un "lo siento".

lunes, 8 de junio de 2009

LA SOLEDAD DE LOS AÑOS

Anoche, de golpe, reconocí el miedo en sus ojos. Me encontré cara a cara con la soledad más inmensa. Y comprendí el silencio y el por qué de tanta tristeza. En un instante pude reconocer las respuestas. Todos esos terrores que la invaden. Me trasmitió su temor y su dolor. Su pena. Y me ahogué en sus lágrimas. Y no pude consolarla.
Todos se habían ido sin apenas despedirse. Su juventud se había marchitado casi sin darse cuenta, aunque seguía allí, en su interior, presa del tiempo, guardando sigilosamente las huellas de su vida y con la certeza de que aquellos añorados recuerdos no volverían.
Sólo quería marcharse, huir de aquella espera. Y, muy despacio, guardar su amor en una maleta. Deshacerse como el aire en el viento sin dejar penas, sin guardar rencor. Y viajar lejos hasta donde anida el olvido. Y descansar allí donde lo hacen los que ya se han ido.