domingo, 1 de julio de 2012

HABLANDO CON ELLA

¿Recuerdas cuando te sentabas a los pies de tu padre? En silencio. Orgullosa. Era tan grande...


¿Recuerdas cuando lo hacía yo contigo en aquel puf? Y te sonreía. Y te miraba buscando un gesto. Qué pequeña y frágil te veía.


Recuerdo con qué ternura te volvías hacia mí y me sorprendías con un beso. O me hacías reír con un guiño convirtiéndome en tu cómplice. Recuerdo que, más de una vez, me cogiste la mano regalándome una caricia. ¡Qué grande me hacías!


Recuerdo cómo me llamabas desde la ventana. Te acercabas la mano al corazón y, moviendo los labios en silencio, me decías cuánto me querías.


Jamás podré olvidar tu mirada. Esa que me llenó de amor tantas y tantas veces. Esa que me acercaba a ti. Que me hacía especial. Esa, que nos unió para siempre y quedará en mí como el mayor Tesoro.

Cómo y cuánto te he querido Madre. Cuánto y cómo te echo de menos...

domingo, 7 de febrero de 2010

CON CERTEZA

Anoche la vi. No había cambiado, como si estos tres largos años no hubieran pasado por ella. Allí estaba, menuda e inquieta, con su inmensa dulzura, con esos ojos grandes y vivarachos que tímidamente lo examinan todo. Vestía uno de sus trajes como si hubiera sido ayer. Y entre sus brazos llevaba un muñeco que agarraba fuertemente.
Entonces, esperé escuchar su voz con alguna de aquellas sorprendentes preguntas que me dejaban helada. Pero no hubo palabras. No me reconoció. Sólo deseaba abrazarla y decirle cuánto la había echado de menos. Que "ya estaba en casa". Pero salió corriendo a refugiarse con su madre.
Fue ahí cuando desperté sollozando de alegría y me di cuenta que todo había sido un sueño. Un sueño que ahora sé con certeza que un día será realidad.

viernes, 13 de noviembre de 2009

EL ESPACIO QUE OCUPAMOS

Cada uno de nosotros ocupa un espacio para los demás. Así, cada persona con la que nos relacionamos ocupa un espacio mayor o menor dependiendo de la relación que mantengamos con ella.
Cuanto más queramos a alguien, cuanto más esencial sea en nuestras vidas, más espacio ocupará. Por eso, cuando nos faltan, dejan ese inmenso Vacío que nos asfixia y que puede llegar a engullirnos.
Es como una burbuja que llena nuestros rincones, nuestros hogares y nuestros corazones. El día a día, nuestras necesidades, la monotonía que nos envuelve y hasta nuestra esperanza. Ocupa el camino andado y el que nos queda por recorrer. Nuestros mejores momentos, la primera sonrisa del día, el mecer de un arrorró, un sueño cumplido, unas palabras de ternura, el olor de nuestra niñez… Recuerdos que mantenemos vivos en la memoria y que no son más que espacios compartidos con quienes hemos amado.

De alguna manera, ese lugar quedará ahí, ocupado para siempre. Y aunque intangible, jamás podrá ser sustituido.
Sólo se desvanecerá contigo, en el tiempo.

domingo, 1 de noviembre de 2009

LO QUE NUNCA DEBIMOS OLVIDAR

Por aquel entonces tendría unos trece años cuando iba a visitar a mi padre.

Siempre había sido un hombre íntegro, firme en sus convicciones y profundamente religioso. Era todo bondad, incapaz de hacer daño a nadie. Era mi padre y mi madre. Era lo único que tenía.

Nos separaban dos metros entre fila y fila de barrotes y, en medio, un pasillo que recorría un guardia civil bien uniformado con su fusil, como si aquellas familias fueran peligrosas, como si escoltara algo más que no fuera miedo y dolor.

Me miraba con esos ojos tristes mientras intentaba sonreír ocultando su pena. Y decía mi nombre sin pronunciarlo de aquella forma que sólo él sabía.

Le habían arrancado de su familia, despojado de su casa, de su trabajo... Le habían robado su vida. Y hasta sus principios pasaban hambre. Mientras sentía que le había fallado a quienes más quería, que les había abandonado. Pero seguía en pie, como tantos otros, agradeciendo día a día ver un nuevo amanecer y con la esperanza de volver con los suyos.

Algunos dicen que debo olvidar. Pero cómo negar mi recuerdo.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

COMPARTIR SIN ETIQUETAS

De pequeña escuché la historia de un chico que en los duros años de la postguerra, sorprendió a su hermano besándose con otro hombre. El impacto fue tal que se volvió loco. Y ahora, olvidado del mundo y de sí mismo, sobrevive acogido en un refugio para ancianos desamparados.

En la actualidad todo es más fácil. Tanto, que personas del mismo sexo pueden casarse en cualquier juzgado español. Pero aún así, "salir del armario" sigue siendo un paso duro, incluso a veces, impensable. Y, aunque parezca que está superado, dista años luz de ser algo "normal" y aún más cuando se trata de mujeres, con quienes para todo, hay menos indulgencia.


El día en que no tengamos que salir de ese oscuro armario, ni dar explicaciones o avergonzarnos de nuestros sentimientos; cuando libremente podamos compartir nuestras vidas sin tener en cuenta el sexo de las personas y sin que nadie pueda cuestionarse el porqué, enjuiciar, o colocar extrañas etiquetas que no son más que el resultado del miedo y el desconocimiento; sólo entonces, podremos asegurar que no existen las distancias entre lo que elijas tú y lo que elija yo.

domingo, 26 de julio de 2009

¿QUÉ ES ESO?

Qué fáciles nos parecen las cosas. Qué fácil olvidar.

lunes, 22 de junio de 2009

LA INSENSIBILIDAD DE NUESTROS ERRORES

¿Alguna vez has tenido la sensación de haber metido la pata hasta el fondo?

A veces, a nuestra sensibilidad le salen espinas y somos capaces de hacer daño a quienes más queremos, a quienes aguantan nuestras imperfecciones más insoportables. A quienes nos quieren.
Y son ellos los que pagan nuestras mayores inseguridades, nuestras debilidades. Lo que ocurre es que ante la amistad te muestras tal como eres. Compartes tu tiempo, tus ilusiones, tus tristezas. Pero, en ocasiones, confundes la confianza y sin quererlo la transformas en dolor.
Alguien me dijo una vez que las pequeñas torpezas cometidas por quienes nos quieren no tienen valor. Algo así como que son inocuas, que no tienen naturaleza innoble, que son inocentes. Que ni siquiera tienes que perdonarlas porque no hay nada que perdonar.
Confío que ante mis errores haya benevolencia, porque ante las torpezas de los que quiero sólo puedo concebir cariño y comprensión.

Espero que valga un "lo siento".

lunes, 8 de junio de 2009

LA SOLEDAD DE LOS AÑOS

Anoche, de golpe, reconocí el miedo en sus ojos. Me encontré cara a cara con la soledad más inmensa. Y comprendí el silencio y el por qué de tanta tristeza. En un instante pude reconocer las respuestas. Todos esos terrores que la invaden. Me trasmitió su temor y su dolor. Su pena. Y me ahogué en sus lágrimas. Y no pude consolarla.
Todos se habían ido sin apenas despedirse. Su juventud se había marchitado casi sin darse cuenta, aunque seguía allí, en su interior, presa del tiempo, guardando sigilosamente las huellas de su vida y con la certeza de que aquellos añorados recuerdos no volverían.
Sólo quería marcharse, huir de aquella espera. Y, muy despacio, guardar su amor en una maleta. Deshacerse como el aire en el viento sin dejar penas, sin guardar rencor. Y viajar lejos hasta donde anida el olvido. Y descansar allí donde lo hacen los que ya se han ido.

domingo, 31 de mayo de 2009

UN DÍA FELIZ

Aquella mañana era una de esas en la que nos levantamos pletóricos. Él se sentía feliz y se sentó al piano. Levantó la tapa. Miró las teclas descoloridas y, como sin pedir permiso, sus manos las recorrieron haciendo sonar la melodía más dulce. Aquella, que lo unía a la persona a la que amaba y con la que había compartido su vida.
Entonces, y como era de esperar, apareció ella. Radiante. Como si sus casi ochenta años hubieran desaparecido. Y posó su mano en su hombro sin dejar de mirarlo.
Él, siguió tocando su canción como jamás lo había hecho. Sus corazones bombeaban como la primera vez. Y al terminar, su voz se quebró. Se giró hacia ella y sus miradas se encontraron. Una sonrisa de complicidad se dibujó en sus rostros y un tierno beso selló sus labios.

Esa fue la última vez.

miércoles, 20 de mayo de 2009

EMPEZAR DE NUEVO

Qué fácil es querer empezar una nueva vida. Borrar, llenar los mismos renglones con tu propia letra, sin rayones, sin reparar en los pequeños borrones de tu antigua historia, sin importarte lo que puedes dejar atrás. Y comenzar a escribir de nuevo como si sólo hubiera sido un sueño.

Es la cara B de las separaciones. El romper con tu pareja se puede convertir en una nueva oportunidad, pero no para reescribir tu historia, sino para continuarla de forma diferente. No podemos eludir responsabilidades cuando éstas tienen nombre y apellidos. Los niños no pueden ser parte del material a repartir. No son negociables. No deberían serlo.

He continuado escribiendo mi historia. La he llenado de alegría, de tristezas, de risas, de mejores y peores momentos,… de vida. Pero jamás hubiera podido escribirla sin mis hijos. Ellos forman parte de la tinta con la que garabateo en el papel de mi existencia. Son parte de mí, sin que eso haya impedido que continúe mi camino con la fortuna de encontrar quien lo quisiera recorrer conmigo.

Por eso, no entiendo cómo tantos hombres olvidan su responsabilidad, dejando que se ocupen otros de lo que un día fue su ilusión, sus hijos. Y todo, con la justificación de "empezar de nuevo".

Conozco una excepción, y en este caso, sólo sirve para confirmar la regla.

martes, 12 de mayo de 2009

MÁS DIFÍCIL TODAVÍA




Qué tiene de increíble que un tigre se enfrente a un aro en llamas o que un elefante se suba a un taburete que gira. Qué hay de extraordinario en que un oso ridículamente disfrazado se ponga en pie o en que un chimpancé realice actos propios de los humanos.
¿No se han parado a pensar lo que hay detrás? Las horas de cruel entrenamiento y miedo. Los golpes, los castigos. El látigo. La condena a vivir hacinados y encadenados en jaulas pestilentes de una ciudad a otra por unos minutos de fama. No ven que debajo de esos focos y esos redobles de tambor sólo hay sufrimiento, heridas. Dolor.
¿Por qué lo permitimos? ¿Por qué llevamos a nuestros hijos a estos atroces espectáculos? ¿No es más asombroso contemplarlos en libertad? ¿Y por qué no un circo sin animales? Me pregunto qué dosis de sensibilidad es necesaria para que un ser humano lo entienda y deje de formar parte de esta barbarie.
Damas y caballeros, niños y niñas, más difícil todavía… ahora nos toca a nosotros: Si nos negamos a acudir a los circos mientras tengan animales, podremos acabar, de una vez por todas, con esta salvaje crueldad.

sábado, 9 de mayo de 2009

ERRORES QUE NO SON NUESTROS

Hace poco estuve pasando unos días de vacaciones con mi familia. El segundo día, en la cena, un camarero se me acercó y me dijo, increpándome, que sabía quién era yo. Que era sobrina de doña Marina, una conocida maestra de mi ciudad natal. Cuando le contesté afirmativamente me dijo, mientras seguía haciendo su trabajo pero sin dejar de mirarme en ningún momento, que nunca se olvidaría de lo que le había pegado aquella mujer. Era como si de alguna manera me estuviera haciendo culpable de todo ese sufrimiento guardado desde su infancia. Me quedé gélida unos segundos, sin saber qué decir, mientras aquel hombre no dejaba de mantener impávida su mirada. Al momento pude a penas reaccionar. Sólo se me ocurrió decirle que yo tampoco lo olvidaría. Era un intento de explicarle que, como él, también había pasado por aquella pesadilla y que el lazo familiar que me unía a esa persona no me hacía responsable de su proceder y que, por el contrario, sí me hacía su víctima.
No es la primera vez que me pasa algo parecido. Supongo que hay gente que ha marcado de por vida y que no pueden reprimirlo. Es como si dirigiéndose a mí se liberaran de parte de la carga que llevan dentro.
No podemos condenar a las personas por errores cometidos por otras. Todos tenemos familias y todos sabemos que dentro de ellas podemos ser muy diferentes. Tanto que, como en este caso, jamás reconocerían un atisbo de similitud que no fuera el mero vínculo sanguíneo. Y toda semejanza que te une con orgullo con unos, te separa del resto.