domingo, 1 de julio de 2012

HABLANDO CON ELLA

¿Recuerdas cuando te sentabas a los pies de tu padre? En silencio. Orgullosa. Era tan grande...


¿Recuerdas cuando lo hacía yo contigo en aquel puf? Y te sonreía. Y te miraba buscando un gesto. Qué pequeña y frágil te veía.


Recuerdo con qué ternura te volvías hacia mí y me sorprendías con un beso. O me hacías reír con un guiño convirtiéndome en tu cómplice. Recuerdo que, más de una vez, me cogiste la mano regalándome una caricia. ¡Qué grande me hacías!


Recuerdo cómo me llamabas desde la ventana. Te acercabas la mano al corazón y, moviendo los labios en silencio, me decías cuánto me querías.


Jamás podré olvidar tu mirada. Esa que me llenó de amor tantas y tantas veces. Esa que me acercaba a ti. Que me hacía especial. Esa, que nos unió para siempre y quedará en mí como el mayor Tesoro.

Cómo y cuánto te he querido Madre. Cuánto y cómo te echo de menos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario